Capítulo 64 Tonta y Malvada
Hacia el final, Orlando ni siquiera pudo articular palabra para pedir ayuda.
Quedó desplomado allí, inmóvil; si no fuera porque su pecho aún se agitaba con fuerza, Mariana incluso habría pensado que... ya estaba muerto.
Fue entonces cuando Enrique giró la cabeza para mirarla.
Mariana ya se había arreglado la ropa y alzaba la cara, observándolo con calma.
Ante lo que Enrique acababa de hacer, ella no había mostrado la menor intención de detenerlo y, al mirarlo ahora, en sus ojos no había ni un atisbo de miedo.
Enrique, de pronto, sintió ganas de sonreír.
Pero la rigidez de sus labios no le permitió dibujar ni un leve arco.
Al final, solo extendió la mano y la jaló hacia él de un tirón.
Afuera, la lluvia caía con una furia creciente.
Incluso a través de la ventanilla, Mariana podía oír el aullido del viento, que sonaba como un lamento... O como un rugido de ira.
Ya en el auto de Enrique, Mariana aún alcanzó a enviarle un mensaje a Pablo para avisarle que estaba bien.
Él quiso saber qué h

Haga clic para copiar el enlace
Descarga la aplicación Webfic para desbloquear contenido aún más emocionante
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil