Capítulo 63 Carne podrida
El conjunto residencial de Cecilia estaba situado en pleno centro de Puerto Solano.
Cuando Mariana se disponía a entrar al estacionamiento subterráneo, el cielo ya se había oscurecido hasta el límite, y los árboles de los jardines cercanos se agitaban con violencia bajo el viento.
Una vez dentro del estacionamiento, el entorno pareció sumirse de pronto en un silencio absoluto.
Mientras estacionaba, Mariana advirtió que una de las lámparas próximas estaba averiada; la luz parpadeaba sin cesar, impregnando todo el lugar de un aire inquietante.
Sus pasos se detuvieron de forma instintiva, pero enseguida reanudó la marcha como si no hubiera percibido nada.
Cecilia le había enviado a Mariana la clave de la cerradura, y ella logró entrar sin dificultad.
[El celular está escondido en el apoyabrazos del sofá, ayúdame a buscarlo].
Le escribió Cecilia en otro mensaje.
Mariana se cambió los zapatos y estaba a punto de avanzar hacia el interior cuando, de repente, se detuvo. Su mirada quedó fija h

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