Capítulo 20 No te atrevas a tocarlo
Esa noche, Enrique tampoco volvió.
Además, cuando Mariana tomó su pasaporte dispuesta a marcharse, descubrió que Enrique había cerrado la puerta con llave desde afuera.
Mariana llamó a la recepción, pero al parecer no entendieron lo que decía; al final, la pasaron con otra persona, quien le explicó en inglés, de manera muy cortés, que esa era la petición del huésped y que no podían hacer nada al respecto.
Enrique lo había hecho a propósito.
Y además, se había llevado su celular.
Mariana no pudo contactar a nadie, solo le quedó esperar en la habitación a que Enrique regresara.
Al amanecer, por fin se abrió la puerta.
Mariana se abalanzó inmediatamente. —¿Dónde está mi celular?
Enrique la miró fijamente.
Parecía haber estado bebiendo; Mariana percibió el tenue aroma a alcohol, pero, aun así, la mirada de Enrique seguía siendo lúcida.
A Mariana no le importaba cómo estuviera Enrique. Viendo que él no hacía ningún movimiento, se lanzó directamente para intentar arrebatárselo.
Pero, aunque

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