Capítulo 1588
Después de todo, no era fácil para su madre separarse de su tío, así que el momento de su llegada no podía determinarse con exactitud.
Roberto miró a Aurora. —Entonces descansa temprano. ¿No tendrás miedo de estar sola en el hospital?
—No tendré miedo, ya soy una adulta.
Aurora, con un aire de absoluta seguridad, parecía muy fuerte.
Pero cuando Roberto se disponía a marcharse, al volver la vista descubrió en los ojos de Aurora cierta expectativa. De pronto, no tuvo corazón para dejarla y regresó.
Roberto la observó. —¿Quieres que me quede contigo?
Aurora, algo apenada, miró al hombre frente a ella y dijo: —Si pudieras contarme un cuento, sería lo mejor.
Roberto vio un libro de cuentos sobre el armario y, algo torpe, lo tomó para echarle un vistazo. —¿Qué cuento quieres escuchar?
—El de Blancanieves.
Roberto pasó a la página de Blancanieves. Miró aquel relato y arrugó la cara.
¿Qué clase de historia era esa?
Empezó a leer según lo que estaba escrito, pero enseguida sintió que aquel cuen

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