Capítulo 14

—Señorita Marta, el señor Cristian temía que se sintiera incómoda durante el brindis y, por eso, le compró un conjunto de ropa nuevo. Marta echó un vistazo y se sintió profundamente conmovida. —¿Cuándo lo trajo? —Esta misma mañana. Escuché que su asistente dijo que el señor Cristian recorrió toda la ciudad en estos días hasta encontrar la talla que mejor le quedaba. Marta acarició la suave tela de la prenda y, por una vez, una dulce sonrisa asomó en la comisura de sus labios. Cuando terminó de cambiarse, Cristian ya la esperaba fuera del probador. Al oír el sonido de la puerta, él se giró y quedó paralizado al verla, con una expresión de asombro y amor en los ojos que no pudo ocultar. La ropa que Cristian eligió para Marta no era un vestido sexy con tacones altos, sino un vestido largo y delicado combinado con unos zapatos planos bordados. El cabello negro como la tinta de Marta estaba recogido en su nuca, y el vestido largo de color verde claro le cubría los tobillos, ocultando todas