Capítulo 11

En el pasado, ella había dañado su útero para salvarlo a él. Así, juró que la trataría bien y que serían una pareja sin hijos por el resto de sus vidas. Jamás imaginó que no estarían en el mismo mundo. Abelardo mantuvo esa postura durante toda la noche. Decidió: los padres de Natalia estaban en el extranjero, no podrían ser contactados a tiempo para el vuelo. Mientras dejara que otros se encargaran del asunto, estaba seguro de que podría obtener las pertenencias de Natalia. Primero le haría un funeral a ella. Al hijo de Berta no lo querría: él acompañaría a Natalia por el resto de su vida. Después de aclarar sus pensamientos, salió de la habitación. El asistente se apresuró a decirle: —Señor, por fin ha salido. ¡La señorita Berta tuvo un problema! —¿Qué? —se molestó, en ese momento no quería escuchar ese tipo de noticias. —El niño que lleva en el vientre está teniendo problemas. ¡Ahora mismo está hospitalizada! El señor Raúl le pidió que vaya de inmediato. Abelardo vaciló un poco, pero