Capítulo 24
Cuando Natalia recibió la noticia, descubrió que Abelardo se había marchado. Las enfermeras del hospital le dijeron que él se había dado de alta antes de recuperarse por completo, aparentemente para regresar a su país.
A ella no le importó, todo lo que tenía que decir ya lo había dejado claro; todo lo que debía hacer ya lo había hecho. Ella no le debía nada a nadie.
Salió del hospital y, al regresar a casa, fue envuelta de inmediato en un cálido abrazo.
—¿Por qué fuiste al hospital otra vez? —desde que Pedro había recibido el reconocimiento de Natalia, se había vuelto algo celoso.
A ella le resultó divertido, no esperaba que enamorarse hiciera que alguien se volviera cada vez más infantil. Abrazó a la persona quejumbrosa y le explicó.
—Fui a arreglar el asunto del alta. Abelardo ya se fue. Regresó a su país, no volverá. Puedes estar tranquilo.
Entonces, él asintió satisfecho. —Él ya debía haberse ido. Eres demasiado blanda, lo llevaste al hospital, debiste haberlo dejado morir afuera.

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