Capítulo 86
Cuando Zara finalmente se dio cuenta de que había perdido a su madre y a su hermano, comenzó a llorar desconsoladamente.
“Zara…”, dijo y trató de consolarla dándole unas palmaditas en la cabeza. “Debes dejar de llorar o vas a enfermarte".
Agarró su rostro y la miró con impotencia. Sus ojos estaban rojos e hinchados y la punta de su nariz también se había puesto roja.
Le limpió las lágrimas de su rostro y dijo: “De seguro tienes hambre. Espera aquí un rato, iré a buscar algo de comer".
Zara agachó la mirada y respondió: "No... no tengo hambre".
"¿Como es eso posible?", le dijo levantándole la barbilla con el dedo. Le secó de nuevo las lágrimas que habían vuelto a llenar sus ojos y continuó: "No has comido desde anoche. Si no comes te pondrás débil”.
"No puedo comer", dijo casi ahogándose al final y volvió a bajar la cabeza.
Nicholas no sintió más que desesperación dentro de él. No tenía idea de como persuadirla.
Intentó bromear, pensando que eso la calmaría un poco: “No sé tú, pero yo

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