Capítulo 15
Cuando Josefina se levantó, ya era casi mediodía.
La noche anterior, había dado vueltas en la cama sin poder dormir, con la mente llena de la actitud inusual de Leonardo y la mirada fría de Elizabeth.
Se frotó la frente y decidió que primero debía llenar el estómago antes de pensar en una solución.
Sin embargo, cuando entró en el comedor, descubrió que en la mesa solo había un desayuno... Elizabeth comía tostadas con tranquilidad, con una taza de café negro posada junto su la mano.
—¿Y mi desayuno? —preguntó Josefina, haciendo mala cara.
Elizabeth ni siquiera levantó la cabeza. Solo después de terminar el último bocado de tostada, la miró perezosamente de reojo.—Si quieres comer, ve y dile a la sirvienta que te lo prepare.
Se limpió la comisura de los labios. —Este lo hice yo misma, y solo hay uno.
Josefina sintió una opresión en el pecho, contuvo la ira y dijo: —¡Entonces haz que la sirvienta lo prepare ahora!
Elizabeth soltó una risita, se levantó y pasó directamente junto a ella, si

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