Capítulo 1024
Claudia no se desanimó; aunque podía percibir la indiferencia de Samuel, seguía confiando en sí misma.
Fingió ser una pequeña y frágil coneja, intentando despertar el instinto protector del hombre. —Samuel, ¿acaso me odias? ¿Piensas que estoy interfiriendo entre ustedes?
Samuel continuó sin decir nada.
Claudia prosiguió con un tono lastimero: —Samuel, lo siento… No traje mis llaves y no puedo volver a casa. Camila y yo somos buenas amigas, ella es hermosa y de buen corazón, por eso me dejó venir aquí. Si no quieres verme, entonces me iré ahora mismo.
Claudia pensó que, al decir esto, Samuel seguramente le respondería.
Sin embargo, él permaneció inexpresivo, sin pronunciar palabra alguna.
En ese momento, sí que se sintió incómoda. Esa actitud de Samuel, tratándola como si fuese aire, hacía imposible que hubiera algún avance entre ellos.
—Samuel, yo… —Claudia apenas pudo articular.
En ese instante, la puerta del probador se abrió y la voz de Valeria resonó. —¡Señor Samuel, la Señora Cami

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