Capítulo 862

Lo curioso de todo esto era que, pese a que la familia Guzmán estuviera hecha un desastre, esos tres seguían sin moverse. Últimamente ni siquiera daban la cara; antes Rubén solía contestar el teléfono, pero en esos días ya no respondía. Nadie sabía en realidad qué estaba ocurriendo. Rubén, en ese momento, había sido obligado por la familia Castro a quedarse en casa, sin permiso para intervenir en los asuntos de la familia Guzmán. Llamó a Salvador, porque en el sector los rumores se volvían cada vez más intensos. Desde el accidente de auto, el celular de Pedro permanecía apagado. Si de verdad hubiese alguna novedad, Salvador seguro que la sabría. Pero Salvador no soltaba ni una sola prenda. Rubén estaba furioso. —¿Sabes que don Eugenio me ha puesto en arresto domiciliario? No me permite participar en nada relacionado con la familia Guzmán. Salvador bajó la mirada hacia los documentos que tenía en la mano y respondió con calma: —Con el caos que atraviesa la familia Guzmán, si ahora sales