Capítulo 566

Durante el tiempo en que Ana salió a contestar una llamada, Alejandro finalmente tuvo oportunidad de hablar. —Pedro, solo puedes rezar en tu corazón. Rubén asintió con igual convicción; cualquiera que se encontrara con Ana no podría resistirse. Rubén estaba a punto de decir algo más, cuando de repente notó la marca en la clavícula de Pedro. No pudo evitar acercarse y tirar del cuello de su camisa; ese gesto parecía propio de un pervertido. Él mismo había tenido un romance apasionado con Rosario no hacía mucho, así que, por supuesto, sabía de qué tipo de marca se trataba. Contuvo las ganas de hablar durante varios segundos antes de preguntar: —Esto te lo hiciste tú solo, ¿verdad? Al principio, Pedro seguía aturdido, pero al oír eso, su mirada se posó en la cara de Rubén. —Suelta. Rubén soltó la mano y dijo: —Para rechazar a Ana, incluso recurriste a esto, pero parece que a ella en realidad no le importa nada. Pensaba que Pedro se mantendría en silencio, pero él respondió: —Fue Lori quie