Capítulo 69
Carmen me miró varias veces con extrañeza y, de repente, soltó un suspiro. —Tú sí que eres...
—¿Qué pasa?
—Has cambiado de verdad.
—Yo pensaba que solo era amnesia, pero ahora veo que tu carácter entero ha cambiado.
Me encogí de hombros. —Quizá lo que pasa es que he encontrado a mi verdadero yo.
Solo quería permanecer en silencio junto a Carmen, pero Valeria se dio cuenta de nuestra presencia, miró hacia aquí y nos llamó.
—¿Bianca, viniste?
Lo dijo con un tono tan familiar, como si entre nosotras no existiera ningún conflicto.
Nos hizo señas con la mano y, tirando de Salvatore, se acercó a nosotras. —Justo estábamos hablando de ti, y mira, no pensé que llegaras tan rápido...
Viniste, no regresaste.
El modo en que lo dijo sonaba como si ella y Salvatore fueran los verdaderos dueños de esta casa, y como si Carmen y yo no fuéramos más que invitadas.
Mi mirada se posó en la mano con la que sujetaba a Salvatore. Él, al notarlo, le lanzó una mirada, apartó su mano de un tirón y, en silencio,

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