Capítulo 870

Apenada se cubrió el rostro con la manta con todas sus fuerzas, empapada en sudor. Afuera, la gente murmuraba y se reía, despreciando todavía más a Lorena, convencidos de que no era más que una simple cualquiera. Pero de pronto el ascensor cercano se detuvo y, al abrirse las puertas, apareció una Lorena tan hermosa que parecía irreal. Ella salió con elegancia del ascensor y, al ver a una veintena de personas agolpadas en el pasillo, se mostró sorprendida. —¿Así que todos han venido a presenciar un chisme? Los que acababan de decir que la mujer dentro de la habitación era Lorena cambiaron de expresión, estaban molestos: ¿cómo era posible que Lorena apareciera justo en ese crucial momento? Con los brazos cruzados, Lorena miró hacia la habitación con la puerta abierta y soltó un par de chasquidos burlones con la lengua. Uno de los presentes entró decidido, arrancó de un tirón la manta y dijo en voz alta: —Si miramos, sabremos quién es. ¿Por qué tanto misterio? Si te atreviste a hacer algo