Capítulo 279

A Cipriano se le erizó el cuero cabelludo; de verdad creía que el hombre frente a él estaba loco. Los labios le temblaron varias veces y se arrodilló en el suelo sin atreverse a levantarse. El hombre se sentó lentamente en la silla negra de al lado, apoyando una mano en la mejilla. Como llevaba puesta una máscara plateada, nadie podía saber en qué estaba pensando. Cipriano tampoco se atrevía a hablar a la ligera, hasta que escuchó al otro decir: —Ella terminó conmigo. Cipriano se quedó rígido, con el cuero cabelludo entumecido. No sabía si ese ella se refería a Lorena. Pero nunca había escuchado que Lorena tuviera novio; ¿no era antes una admiradora de Yago? Y además, ¿quién demonios era este loco frente a él? Si quería sobrevivir, tenía que decir cosas que este hombre quisiera oír. —Seguro que no quiso dejarte de verdad. Tal vez está esperando que vuelvas con ella. No puede olvidarte. El hombre ladeó la cabeza. Aunque no se le podía ver la expresión, Cipriano supo que estaba reflexion